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Se debería aclarar entonces cada concepto por separado, el arte por ejemplo es aquella expresión que divulga un fragmento esencial, que tiene exclusividad desde su concepción.
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Mientras que para algunos cuantos la música popular es aquella que se reproduce masivamente, aquella música que fácilmente la escuchamos a diario por las emisoras comerciales, y que en medio de días apresurados involuntaria o voluntariamente las tarareamos, aún sin ser de nuestro gusto.
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“Tu propio juego había empezado por aburrimiento, no era en verdad una protesta contra el estado de cosas en la ciudad, el toque de queda, la prohibición amenazante de pegar carteles o escribir en los muros. Simplemente te divertía hacer dibujos con tizas de colores (no te gustaba el termino graffiti tan de crítico de arte) y de cuando en cuando venir a verlos y hasta con un poco de suerte asistir a la llegada del camión municipal y a los insultos inútiles de los empleados mientras borraban los dibujos, poco les importaba que no fueran dibujos políticos, la prohibición abarcaba cualquier cosa, y si algún niño se hubiera atrevido a dibujar una casa o un perro, lo mismo lo hubieran borrado entre palabrotas y amenazas. En la ciudad ya no se sabía demasiado de qué lado estaba verdaderamente el miedo; quizás por eso te divertía dominar el tuyo y cada tanto elegir el lugar y la hora propicios para hacer un dibujo” (Julio Cortazar. “Queremos tanto a Glenda”)
